El mar y la sal

Nadie puede entenderlo. Es algo abstracto. Sobrenatural. Como dos piezas de puzzle perfectamente limadas. El mar y la sal. Relación de necesidad. No hace falta nada más. No me hace falta nada más...

Ludovico Einaudi: Fly

Suena a ternura y suavidad. Es como un suspiro hecho canción. Delicada como una caricia en el antebrazo, exquisita como un soplo de aire fresco tras la nuca. Cuando la escuchas te invita a sentarte en un tren y a contemplar el paisaje que corre a tu alrededor tras la ventana. No necesitas cerrar los ojos para oírla, simplemente mirando al frente tu mente se queda en blanco, sin problemas ni dilemas, sin incógnitas que resolver. La canción camina directamente de tus oídos al corazón, no le da tiempo a pasar por tu cabeza, no lo necesita, ella misma sabe dónde ir, sabe lo que necesita sacar de ti. Aunque la escuches mil veces seguidas siempre te parecerá como si fuera la primera, tan virgen, tan pura, tan sutil…

 

 

La semana del año

Ya llega. Es la semana del año. La semana de las procesiones, del incienso, de los gorros picudos con ojos, de los pies descalzos. La semana del terraceo, las cañas y los pinchos. La semana de la lluvia, porque, aceptémoslo, en Semana Santa siempre llueve (o casi siempre). Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de resurrección... y de "rodar el huevo". Domingo de hornazo, de sol, de fotos, de campo, de carreras de huevos cocidos, de cerveceo, de amistad... Tengo ganas, me apetece.