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jueves, 8 de septiembre de 2011

Siempre debemos recordar quién somos.

A veces soñamos con cosas que no tenemos, vagamos por el paraíso de las ilusiones pensando en ser algo o alguien que no somos, pero que a los demás les gusta. Cualquier cualidad o virtud de los demás siempre es mejor que la nuestra, o al menos, eso pensamos. Cada día nos venden en los medios de comunicación perfectos estereotipos que parecen haber sido hechos ordenador, desde cosas materiales hasta sentimientos, pasando por emociones. En resumen: el resto si, lo nuestro no. Pero ¿sabéis?, las cosas no siempre tienen por qué ser así, mejor dicho, ¡no son así! Cada uno se modela así mismo con sus defectos y sus virtudes, porque los defectos no tienen porque ser siempre algo malo, nosotros decidimos cómo ser, y esa es la clave, la clave de nuestra personalidad. Un día de este año alguien me dijo que nadie carece de personalidad, todos la tenemos, la llevamos con nosotros, que uno sea más parado o menos hablador, o se guíe por los demás no significa que no tenga personalidad. Que lo que hagas o lo que digas no le guste al resto de la gente no tiene por qué importarte, ser diferente no está mal. Hacer una cosa porque sepas que le gusta al resto es todo un error, pues habrás quebrantado las pautas de tu forma de ser. Aunque tampoco debemos ceñirnos obligatoriamente a unos principios, podemos cambiarlos si la ocasión lo requiere, eso sí, siempre debemos recordar quién somos.